La madre inconsciente maneja como zombi
por los barrios llevando y trayendo su pesada y valiosa carga de aquí para
allá. La madre inconsciente rockea mientras maneja, canciones a volumen alto
imaginando que sus dos pequeños sentados en los asientos traseros son el
entusiasta público de un estadio repleto que corea con los brazos en alto las
estrofas de sus canciones más populares.
La madre inconsciente detesta los hits
comerciales del momento, enseña a sus crías la música de la época de oro, donde
la Generación X a la que pertenece con orgullo salía a la calle sin celulares y
sin wifi, donde el pelo tenía frizz y no había problema. Donde no había selfies
ni reggaetón.
La madre inconsciente no se quedó en la
época de su adolescencia pero en su inconsciencia trata de inculcar en sus menores una cultura musical y estética amplia y lejos de los gustos de las masas.
La madre inconsciente trata de marcar la
diferencia y de que sus hijos también la marquen porque es inconsciente pero no
tarada.
Van los tres rockeando en auto por los
suburbios y si no tienen dinero para ir al concierto de su banda favorita,
plantan su reposera del lado de afuera y disfrutan del sonido que desborda de
los alambrados que los dividen de los que sí pueden pagar. Humildemente inconsciente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario