La madre inconsciente es de putear mucho
cuando maneja. Les informa a sus hijos que todos los que andan por la calle a
la par son un peligro. Su hija mayor la mira de reojo con expresión de
resignación.
Los colectiveros son asesinos sobre
ruedas, los peatones negligentes suicidas, los camioneros son impunes matones a
sueldo. Las motitos de delivery son kamikazes, y ahí profundizan sobre el
significado del vocablo japonés y su trasfondo histórico. Los ciclistas son
unos desfachatados irrespetuosos de su vida y de la ajena. Los runners, a esos no les
cabe ningún adjetivo, sólo queda pasarles por encima sin piedad, ya que no
discriminan la diferencia entre la acera y la calzada. Los motoqueros son todos
chorros, así que cierren la ventanilla y no muestren que llevan celular. Los
automovilistas son dignos destinatarios de todo tipo de improperios, sobre todo
los denominados “domingueros” de manera despectiva.
Todos, todos, todos los que andan por la
calle merecen un comentario de la madre inconsciente al volante, menos ella
misma claro, que no entraría en ninguna categoría excepto la de “gente inconsciente
que maneja bien”.
Arrogante e inconsciente.
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