lunes, 13 de agosto de 2018

Hagamos un gestito de idea

La colación de media mañana impone un parate en el trabajo del día. Hoy lunes empecé una dieta a la que le veo pocas horas de vida, sin embargo mientras haya vida hay esperanzas dicen.

Como el recreo para la ingesta no implica que me dedique solo a eso, de hecho mi habilidad de multitasking me obliga a inventar una actividad en simultáneo, tipeo con los dos dedos limpios que me quedan, esta historia real acontecida hace bastante más de 20 años pero que marcó mi vida al punto de atesorarla hasta el día de hoy con la misma emoción que el día que fue vivida.

Tomo unos sorbos largos de agua, tengo que tomar 2 litros, llevo poco menos de medio, no se si podré sostener ese hábito…

Sucedió allá por los 90, una tarde fría de agosto, no sé si era 13 la fecha exacta pero cercana seguro, llamo por teléfono a mi novio:

-No sabés lo que escuché en la radio…

El entusiasmo empezó a brotar y la ilusión como si reflotaran esos niños que apenas se habían dormido, porque éramos jóvenes, y aunque lo seguimos siendo, ya sólo forma parte de una percepción personal interior que se desmiente cada vez que nos miramos al espejo con una luz cenital de cierta intensidad.

La ilusión brotó y creció al instante, como iba diciendo. Como niños con juguete nuevo nos pusimos de acuerdo. Él me pasó a buscar por casa y tomamos un colectivo que nos llevó de Florida a Núñez, por avenida del Libertador. Ahí llegamos a destino sin saber si era verdad o sólo se trataba de una broma para inocentes. Parecía más lo segundo pues los concurrentes eran meros comensales de un restaurant los que parecían ignorar lo que nosotros con gran ansiedad habíamos ido a buscar. Indiferentes ante tamaña promesa charlaban y comían mientras la música sonaba de fondo y los mozos deambulaban entre las mesas llevando sus comandas.

Pedimos algo de tomar para disimular nuestro desconcierto y pasar desapercibidos y la espera se comenzó a hacer larga.

Luego de un rato, escuchamos una voz de un parlante. Alguien que por micrófono anunciaba:

Queridos amigos, lamentamos comunicarles que hoy Carlitos no podrá estar entre nosotros…

Silencio…. Miradas de tristeza. Decepción. No sé cuanto duró ese momento hasta que se quebró con un:

“Señoras y señores y por qué no lactántricos… tengan ustedes muy buena imagen!”

Y ahí estallamos con lágrimas en los ojos.

Ahí estaba él, nosotros chiquitos, el corazón a mil.

Carlitos festejaba sus 70 jóvenes años, y la Organización Fideos con Manteca había preparado la juntada mágica para compartirlo con nosotros, los balacitos. Me acuerdo y me tiembla el pulso.

Tomo más agua. Llorar te deshidrata?

Bailamos, cantamos, reimos.

Hoy Carlitos cumple 93. Una gran inspiración para mí “un servicial”, para quien es felíz haciendo reir a los demás. Ea ea pe pé.

2 comentarios:

  1. hermoso¡¡¡ siempre me acuerdo de... me compre una carrindanga año 22. siempre se lo canto a mi hijo. saludos.

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