jueves, 30 de noviembre de 2017

Cuatro tortugas

Miro el almanaque pegado a la heladera con imanes. Tacho con una cruz de fibrón negro cada día, sin reparar en que con eso tacho el tiempo de mi existencia. Me detengo, me alejo dos pasos y observo que la mancha, la imagen que me inspira es como la de un mapa. Pero no un mapa convencional sino uno de esos que ilustraría la antigua teoría de que el mundo era un simple plano sostenido por cuatro inmensas tortugas.
Se me viene a la cabeza un plano con una grilla como un gran tablero de damas donde cada casillero lleva su orden del día. Turno con el médico, muestra de esto, examen de aquello, cumpleaños de tal, reunión con cual… Y como si fuese comiendo fichas, voy tachando sistemáticamente el objetivo del día ya cumplido, siempre lo hago a la hora de preparar la última comida del día. Por algo mi plano está en la puerta de la heladera.
Lo curioso de todo esto, es que toda la seguidilla de anotaciones termina el 19 de diciembre… Luego de eso, sólo casilleros vacíos. Es como si llegara al borde del mapa. Luego de eso el abismo. Luego de eso a flotar en el limbo, a entregarme a mi suerte y dejar que la vida me sorprenda. A esperar que ese plano, plano y llano se repliegue, se curve como un cilindro, como un tubo, y que el borde final se una con el principio, justo justo un mes y 10 días después de terminar, para volver a empezar. 

Las inmensas tortugas que sostienen mi mundo me miran sin entender de qué estoy hablando. Ok, ni yo puedo entenderme. 

martes, 28 de noviembre de 2017

Fantasías animadas de ayer y hoy

Sobremesa de domingo al mediodía, calorcito de noviembre fresquito a la sombra. Fantaseando sobre temas inusuales llegamos a tirar ideas sobre cómo cambiaríamos el mundo para mejorarlo. 
Ya estar sentados de sobremesa pensando en esto y no mirando nuestros celulares es sumar un granito de arena para mejorarlo.
Si tuviera la máquina del tiempo…
Viajaría para evitar tal guerra. 
Iría a tal lado para cambiar tal cosa. 
Inventaría, ayudaría, conocería, cambiaría…
Si pudiera viajar en el tiempo y hacer una pequeña intervención, viajaría al pasado para ponerle la pata al que inventó Mac Donalds y que se tropiece y se caiga un poquito, sólo un poquito y de un golpe perdiera la memoria y me dijera: -“¿Qué vine a hacer yo acá?”
-Viniste a construir una huerta orgánica.
-… ah, sí, sí, muchas gracias.

-De nada Mundo.

viernes, 24 de noviembre de 2017

Insólito

Como siempre salgo tarde a la mañana. No es culpa de los chicos que no se levantan cuando les digo, que no se visten cuando les digo, que no toman la leche cuando les digo, que no se lavan los dientes cuando les digo.

Es culpa mía que cuando suena el despertador lo apago y lo dejo sonar dos veces más. Que antes de levantarme chequeo el whatsapp, el facebook y el instagram. Que no me levanto, no me visto, no tomo la leche ni me lavo los dientes cuando me digo…

Y por eso todos los días salimos a los tumbos, a los gritos y a los santos pedos al colegio. Nos subimos al auto a la hora que hay que estar allá y ni hablar de si nos pasa lo que nos pasó hoy.

Insólito.

Iba yo por Fleming raudamente hacia el colegio cuando un agente de prefectura me hace señas para que me detenga. Son esos operativos ridículos, un viernes a las 8 de la mañana. Venir a parar a una señora en un simpático autito amarillo, con dos niñitos sentados en el asiento de atrás, en lugar de ir a buscar ladrones, secuestradores, estafadores, políticos corruptos, etc.

Con la ventanilla baja, sonrisa diplomática, el frescor inusual de la mañana picándome los cachetes, le ofrezco mi licencia y mi cédula verde. Ni el seguro al día ni ninguna otra papeleta me son requeridos.

Cuando doy por sentado que todo está en regla observo que el agente mira hacia el habitáculo del vehículo (ambas esdrújulas).

-“No está permitido circular con zombis”

-…”¿Qué?”

-“No está permitido circular con zombis”

Pálida y muda me quedé mirando de reojo el espejo retrovisor.

El zombi mira fijamente al prefecto al mismo tiempo que sus ojos muertos se encienden en un rojo vivo intermitente que emite ondas hipnóticas imposibles de resistir.

-“Por esta vez vaya señora”

Odio que me digan señora, pienso.

Y otra vez llegamos tarde al colegio.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Monstruos Vs. Madre

Me mandan a la cama y yo sin sueño me recuesto boca arriba con los ojos muy abiertos. A medida que me acostumbro a la oscuridad la penumbra se hace mas clara y las formas extrañas se empiezan a dibujar en las paredes de mi cuarto.

Allí esta el zombie en calzoncillos, la momia de rulos y el vampiro viejo. Me acechan, me asustan.Llamo a madre una o dos veces. Madre no viene. Madre me quiere pero no es de esas madres de cuentos y propagandas. Madre suele decir ahora no puedo, estoy cansada o dormite de una vez. Al rato siento sus pasos por la escalera. Me mira, se sienta a mi lado, me da un beso. Se recuesta y yo toco su orejita. Me duermo y sueño que vuelo.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Avanti morocha en radio P.

Los viernes temprano sintonizo una radio que casi diría yo, suena solo para mí. Un locutor con voz entusiasta anima a la escuálida banda de oyentes a seguir remando y corona su pensamiento parafraseando con voz desentonada el tema "avanti morocha" tan trillado, tan lleno de lugares comunes, tan lleno de poesía barata, tan que nos gusta tanto.

No tires la toalla que hasta los más mancos la siguen remando. Remando… remando repito mientras el sol rajante de la 1 menos 25 atraviesa mi fina cabellera, la raya al medio se pone colorada, es que ya comienzan los calores bravos del mediodía y empezamos a tener una edad en que no nos da lo mismo salir a la calle sin protección.

El hijo de puta del 60 que viene por Paraná, dobla una cuadra antes por Talcahuano, desviando su recorrido habitual y podría apostar a que quiere zafar de éste semáforo que dura 15 segundos y te agarra 15 veces en la fila yo hago eso con frecuencia por eso lo digo. Pero el hijo de una re mil dobló antes cagándose en que yo estoy ahí hace media hora, porque como sé que pasa y 25, salí y a las 12 de casa pero ahora que lo perdí tengo que esperar hasta la 1 y a esa hora tengo que estar en el cole retirando al nene.

Más que manca me siento con los brazos amputados, pero con la necesidad de tomar decisiones prácticas y rápidas, comienzo a caminar por Fleming, por la vereda de la sombra aunque esa vereda a minutos de la 1 de la tarde tiene tanto sol como la mismísima vereda del sol. Mientras camino la primera de las 20 cuadras que me separan de mi destino pienso en las ya incontables veces que recorrí no cuadras sino decenas de kilómetros en carreras, pero claro, nunca, nunca es lo mismo. Mis zapatitos, mi vestido, mi cartera, mi motivación y mi estado mental no es el mismo, y luego de caminar 50 metros mi cabeza comienza a mandar los mensajes de cuán injusta ha sido la vida conmigo, y que hace rato lo único que hago es tapar un agujero sacando la mano de otro y ya todo a mi alrededor comienza a hacer agua. Somos dramáticas las minas sin duda.

Perdida en mis pensamientos llego a Entre Ríos. El asfalto me resulta caliente, más de lo esperado y cuando bajo la mirada veo que mis pies ya no están ahí. Dos prolijos muñones, prolijos de limados por la piedra se apoyan sosteniendo mi acalorado cuerpo. Sigo mi camino pensando en cómo llegué a ese estado y cuando subo las escaleras del cole mis piernas ya no están ahí, me las habrán cortado como al 10? Sólo soy un torso con cabeza, es todo lo que queda de mí. Un pedazo de carne suficiente para recibir el tierno abrazo de mi hijo que sale contento de verme.

Emprendemos el regreso, la sube está cargada.

No tires la tohalla que hasta los más mancos la siguen remando.





jueves, 2 de noviembre de 2017

Bancate ese defecto.

Viste cuando estás en confianza con alguien y le mostrás una parte tuya, esa que tiene ese defecto, que no te trauma pero tampoco te enorgullece, y bueno, estás en confianza, así que se lo abrís a la otra persona esperando que ella te diga, “nah… nada que ver boluda… no es pa tanto” Y en realidad te dice "uuuhh si, tenés razón boluda, qué desastre”.
En ese momento te querrás matar -literal. Una, por haber sacado a la luz la parte vergonzosa de tu cuerpo que te atormenta o no tanto y pero te hace la vida un cacho más miserable. La otra porque no podes hacer nada para arreglarla. Guita para cirugía no tenés y encima ya estás bastante vieja, por lo cual avanzando en el tobogán de la decrepitud, “esa” parte defectuosa, se pondrá cada vez más monstruosa a la par de tu caída libre en picada hacia la auto destrucción.
Es ahí cuando sentís que esa maldita deformidad es la culpable de todos tus fracasos en la vida y todos tus sueños a futuro se evaporan en el aire.
Hoy me levanté optimista. Heheyyy!

miércoles, 1 de noviembre de 2017

No me banco las hormigas

Mediodía de fin de octubre, me levanto luego de haber trabajado un par de horas, paso por el baño para refrescarme y me veo en el espejo caminando por mi pelo una hormiga negra. La retiro con tranquilidad, ya ni me sorprende tener visitantes en la cabeza… Bueno, la etapa piojos, está prácticamente superada en esta casa gracias al cielo. Pero las hormigas en mi hogar son un tema recurrente, forman parte del ciclo de vida de la casa, como las cucarachas solo que estas son detestables y las hormigas… es como una convivencia con acuerdo mutuo de partes.
Yo sé ciertamente que ellas cohabitan, en algún rincón anidan, hibernan, duermen su sueño de abril a septiembre y luego, pagaría yo por saber de dónde salen a la luz y se acercan hasta mí las muy atrevidas.
Caen del techo renegridas, culonas, patudas, caminan por mi mesa, por el canto de la pantalla retina de mi iBook. Caen sobre la escalera y por detrás de la cortina, unas aladas, brillosas casi tontas.
Las más ínfimas se reúnen en la mesada de mi cocina cuando olvido algún cuchillo con mermelada o un par de granos de azúcar.
Caminan por el cable que viene de la casa del vecino. Esa conección clandestina que quisieran denunciar con su paso, pero que callan porque le perdonamos la vida a cambio de su silencio.
Caminan por el living, por el pasillo y por el cuarto. 
Así como caen en mi pelo estoy segura que de noche caminan por mi cama, recorren mis relieves, suben por mi cara, caminan por la comisura de mi boca y quién sabe cuánto más.
Creo yo que son tantas en número que si no hago nada para combatirlas una madrugada me despertaré viendo las estrellas luego que ellas hayan al fin acabado con mi techo.
Hasta en el auto tengo hormigas, pero eso es otra historia.

Las tolero porque no puedo hacer otra cosa. No hay hortal ni remedio casero que funcione contra ellas, pero si pudiera elegir…

Carlota, Plastilina y otras cosas más

  Hola a todos!. Hace mil que no muevo esta página y no por que no haya hecho nada durante todo este tiempo. Hoy les quiero contar que en mi...