Un Sapo muerto, aplastado en la hierba, deshidratado por el sol. Chato, reseco.
Vaya a saber uno qué sueños de grandeza tuvo ese pobre sapo con un final inesperado y violento.
Tal vez tiene una familia que lo llora. Renacuajitos que quedaron a la deriva, entregados a su pobre suerte de batracios sin madurar.
Y allí quedó el pobre sapo, tendido, ignorado, olvidado por el mundo. Sus sueños truncos, su piel cuarteada... Hasta que un niñito de 8 años que jugaba por los pastizales de una vía muerta se percató de su presencia, o su ausencia, (no sabría muy bien cómo referirme al cuerpo inerte de un animal difunto).
Y el pequeño niño fascinado por el hallazgo macabro, clavó el cadáver con una estaca de madera y guardo los restos dentro de un folletín que llevaba su madre en la cartera.
Y es así como sapo, nuevamente olvidado en un sobre de papel impreso en el bolsillo de una cartera, cruzó el charco. El río más ancho, el de aguas de color de León. Y conoció sin darse cuenta la gran ciudad y los suburbios más acomodados.
Y fue así también como sapo, todavía y por más tiempo olvidado, no se sabe cómo paso de la cartera a la valija, que tomó el vuelo 999 de American Airlines rumbo a Miami, y allí se alojó sin ser percibida su presencia (ni siquiera por la aduana yanqui) por más de 40 días con sus noches. Y luego de ese tiempo volvió nuevamente al hemisferio sur, entre un pilón de panfletos que promocionaban atracciones turísticas como las de Harry Potter, Cabo Kennedy, Magic Kingdom y demás lugares por el estilo.
Pero sapo muerto volvió envuelto en la papeleta informativa de lugares de interés en Colonia del sacramento, volvió como se fue, chatito y seco, y fue a parar a las manos de aquella madre, que asustada, pues había olvidado el asunto del sapo, gritó de horror y soltó el cuerpecito haciéndolo volar por los aires.
Vaya uno a saber cual era el sueño del sapito durante su vida, quizás ser besado por una hermosa doncella, quizás encabezar la más famosa compañía de títeres de Broadway, pero si ese sueño hubiese sido recorrer el mundo, su sueño se hubiese cumplido.
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