Junio parece ser el mes del padre, hay muchos mensajes que pretenden movilizar sentimientos pero a mí no me pasa nada. O tal vez sí me pasa, pero no está ligado a mi experiencia personal paterna sino a el ideal de padre construido en mi fantasía… un ideal que nunca tuve.
Hace 5 años que perdí físicamente a mi padre, y aunque parezca duro decirlo, no lo extraño, aunque desearía hacerlo.
No lo necesito, ni su mirada, ni su consejo, porque casi que en realidad, jamás lo tuve. No sé con exactitud las razones porque los adultos muchas veces nos niegan a los hijos las explicaciones reales de sus decisiones y procederes.
El hecho es que él un buen día decidió tomar distancia física, moral, espiritual de su responsabilidad y de su amorosidad. Por lo menos, así lo sentí yo (…) porque nadie más me lo supo explicar. Y transcurrido cierto lapso de tiempo -suficientemente largo como para que yo me hiciera grande carente de su figura- terminé sintiendo por él solamente una especie de pena-cariño-incomprensión-frialdad… un mix de lo más estrafalario y muy difícil de explicar.
Por el otro lado, y no sé tampoco si sentirme beneficiada o víctima, tuve una madre, madre/padre, de esas que se las ve remando contra viento y marea, que abandonan su propia vida personal (en el caso de la mía fue literal) en pos de sacar el barco adelante.
¡Qué difícil no repetir el patrón estando casi en el mismo lugar!
A los padres como el mío, qué decirles. Que lo que se pierde un día de ausencia, no se recupera jamás. Y que se pueden perder un acto escolar, pero una vez que se enfrió el amor no hay vuelta atrás.
Y a las madres/padre les deseo que este 18 de junio sean abrazadas por sus crías y que sean amadas no uno, sino todos los días de su vida.
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