viernes, 28 de abril de 2017

Despacito

Los chicos van creciendo y en ese tema de la crianza nos presentan encrucijadas. Tomas de decisiones sobre nuevas cuestiones y costumbres. Elecciones de un camino nuevo, a veces meter el freno, otras dar un volantazo. En el mejor de los casos, detenerse en el cruce y pensar pausadamente qué camino es conveniente tomar.
A veces parece que todos los viajeros van hacia un lado y por alguna razón mi brújula interna me dice que el camino es hacia el otro. O tal vez vamos todos hacia el mismo rumbo pero a distinta velocidad, mientras los demás prefieren la máxima yo elijo ir de paseo, observando y disfrutando el paisaje que me rodea, porque el destino para todos llegará.
La metáfora del camino es para ilustrar la niñez de mis hijos. Hoy siento la necesidad de conservarla conmigo ya que todavía es niñez, y no apurarme en ese camino por llegar a la adolescencia y luego a la adultez. Si total todo eso llegará. Aunque ellos crean que se quedan fuera de algo, no serán los primeros ni los últimos en llegar.
Hoy todavía caminamos de la mano aunque ya no me tengo que agachar (tanto) para mirarlos a los ojos. Tal vez estemos cerca de soltar, pero aun no. Los demás que digan lo que quieran, la decisión es personal. 

Tenemos el mapa. El mapa que nos dieron nuestros padres para llegar hasta acá. Y tan mal no nos fue. Así que seguimos adelante. como dice la canción… Despacito ;)

martes, 25 de abril de 2017

Cuentos animales. Blas el oso polar.

Dedicado a Luli.

Blas es un oso polar que vive en el Ártico. Blas es un oso polar común y corriente salvo por un detalle. Se cree que es un perro. Tanto es así que sacude con energía su corto rabo cuando está contento. Tanto es así que aúlla las noches de luna llena. El problema es que en el polo norte las noches son muy largas y Blas ha recibido todo tipo de quejas, retos y protestas de sus vecinos los esquimales. A Blas le gusta dar muchas vueltas en su camita antes de acostarse a descansar. A Blas le gusta enterrar huesitos en el hielo. Blas es casi un perro pero parece que nadie se da cuenta. Pero bien dije, casi nadie. Hay alguien que sí lo comprende y es su amiguita Lucía, una niña del iglú de enfrente que tiene un hermoso y pesado trineo. Y a la hora de la siesta, cuando nadie los ve, Lucía y Blas, Blas y Lucía, se deslizan como locos por los blancos caminos de hielo. 
Lucía y Blas, su perro polar.


Cuentos animales. Carlota la marmota.

Dedicado a Vinka.

Érase una vez una marmota llamada Carlota que tenía un problemón. Como todos saben a las marmotas les encanta dormir y ésta no era la excepción. Sólo que Carlota no dormía sino todo lo contrario. Carlota padecía de insomnio. Imsoqué…?
Imsomnio es una enfermedad o algo parecido que no te deja conciliar el sueño, y aunque estés cansado, no te deja dormir. Y ese era el problema de Carlota, que cuando se iba a acostar, sus ojitos no se cerraban y los sueños no llegaban, y eso que era una marmota de esas que les encanta dormir.
Para solucionar su problema probó cuanto remedio casero se le ocurrió, desde té de tilo a sopa de lechuga. Desde escuchar canciones de cuna hasta leer libros de autoayuda. Pero nada hacía que tan siquiera le viniera un bostezo. Y así pasaba las noches con los ojitos abiertos mirando por el hueco de su madriguera las luciérnagas que jugaban entre las hierbas. Recién al despuntar la mañana caía rendida de cansancio y así se perdía de ir a la escuela y de visitar a su abuela.
Carlota se cansó de estar despierta de noche y dormir durante el día. No era vida para una marmota como ella, y pensó y pensó hasta que se le ocurrió la solución.

Se fué a vivir a China porque en china, cuando acá es de día allá es de noche y viceversa, o sea al revés, de los pies a la cabeza.


Cuentos animales. Abelardo el oso pardo.

Abelardo es un oso pardo que vive en un bosque lleno de cardos. Cada mañana cuando sale de su cueva para procurarse el desayuno, Abelardo atraviesa un largo y estrecho sendero de zarzas que además regalarle unas deliciosas y dulcísimas bayas, le dejan su pelaje lleno de abrojos, espinas y ramas de los matorrales.

Cuando regresa a descansar por la tarde, luego de haberse dado una panzada, debe pasarse un buen rato cardándose el pelaje con sus garras. Lo curioso es que entre tirón y tirón, Abelardo no se queja dolor sino todo lo contrario. Le dan unas incontenibles ganas de reírse por las cosquillas que él mismo se hace. Abelardo es un oso cosquilloso, y no tiene remedio. Al caer la noche se encuentra con su mejor amigo, el puercoespín, a quien ama tanto, que lo recibe con un fuerte y apretado abrazo y Uy, uy uy! Abelardo se pincha todo, los dos se matan de risa, y este cuento que parecía terminar, vuelve de nuevo a comenzar.


Cuentos animales. El cocodrilo Ernesto

Dedicado el grandote.

Un cocodrilo llamado Ernesto quería ser actor. Todas las mañanas se paraba frente al espejo declamando y ensayando gestos y poses estrafalarias. Buscaba de cara a la luz su perfil más favorito.
Participaba en cuanto acto escolar pudiera y aunque le tocara el rol de árbol lo realizaba con la más profunda vocación.
El cocodrilo Ernesto sabía todo sobre el mundo del espectáculo. Sabía que el show debe continuar. Que el color amarillo atraía la mala vibra. Y que “rompete una pierna” significaba todo lo contrario.
Ernesto soñaba con las tablas y despertaba con aplausos. Pero claro, “a veces no se trata de talento sino de suerte”, pensaba. Y con ese pensamiento se desanimó, y tiernamente se puso a llorar.

En ese momento pasaba a su lado un representante de artistas que al verlo se conmovió profundamente y dijo: “¡Lágrimas de cocodrilo!”. Lo llevó consigo y le consiguió un contrato, convirtiendo a Ernesto en el primer cocodrilo galán de telenovelas.


Cuentos animales. El conejo Emilio.

El conejo Emilio estaba triste pues no sabía saltar. Tenía envidia de sus hermanos conejos que exhibían sus habilidades elevando con gracia y donaire sus robustas patas traseras.
Sentía gran admiración por sus vecinos canguros quienes impulsados por sus fuertes colas pegaban unos tremendos brincos que los despegaban del suelo con velocidad y agilidad.
Se paralizaba de asombro cuando veía a las ranas del estanque saltar de piedra en piedra con gran elasticidad.

Todos saltaban menos él. Emilio es un conejo que no sabe saltar. Pero frente a su problema no se dió por vencido sino todo lo contrario. Se olvidó de su tristeza cuando intentando dar un salto sus patitas se encajaron en unas cascaritas de nuez. Y así por accidente Emilio descubrió que podia bailar tap. Y no solo bailar bien sino demostrar un talento único. Emilio baila tap como el mejor de los conejos que bailan tap en el mundo entero.


Carlota, Plastilina y otras cosas más

  Hola a todos!. Hace mil que no muevo esta página y no por que no haya hecho nada durante todo este tiempo. Hoy les quiero contar que en mi...