Abelardo
es un oso pardo que vive en un bosque lleno de cardos. Cada mañana cuando sale
de su cueva para procurarse el desayuno, Abelardo atraviesa un largo y estrecho
sendero de zarzas que además regalarle unas deliciosas y dulcísimas bayas, le
dejan su pelaje lleno de abrojos, espinas y ramas de los matorrales.
Cuando
regresa a descansar por la tarde, luego de haberse dado una panzada, debe
pasarse un buen rato cardándose el pelaje con sus garras. Lo curioso es que
entre tirón y tirón, Abelardo no se queja dolor sino todo lo contrario. Le dan
unas incontenibles ganas de reírse por las cosquillas que él mismo se hace.
Abelardo es un oso cosquilloso, y no tiene remedio. Al caer la noche se
encuentra con su mejor amigo, el puercoespín, a quien ama tanto, que lo recibe
con un fuerte y apretado abrazo y Uy, uy uy! Abelardo se pincha todo, los dos
se matan de risa, y este cuento que parecía terminar, vuelve de nuevo a
comenzar.
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