Dedicado a Vale y a León
Mi Perro
Fidel es un vagoneta. Se la pasa tirado aquí y allá.
En
invierno se echa frente al hogar y puede pasarse horas hasta que los bigotes se
le empiezan a rizar por el calor, y entonces decide cambiar de posición.
En
verano se tira en el patio bajo la sombrita del gomero. Y cuando nosotros
jugamos con el agua de la manguera y lo salpicamos un poquito sin querer y otro
poquito queriendo, Fidel levanta una ceja y suspira, no sé si de gusto o de molestia
pero imagino que le debe causar gran placer.
Es
tan vagoneta que aunque le esté picando una pulga le da fiaca hasta rascarse.
Fidel
es vagoneta, no hay nada que hacer. No es esa clase de perro que te trae las
pantuflas cuando volvés de trabajar sino todo lo contrario. Las pantuflas se
las tengo que alcanzar yo a él. Es un vagoneta sin remedio, pero es mi perro,
mi querido Fidel.
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