El
conejo Emilio estaba triste pues no sabía saltar. Tenía envidia de sus hermanos
conejos que exhibían sus habilidades elevando con gracia y donaire sus robustas
patas traseras.
Sentía
gran admiración por sus vecinos canguros quienes impulsados por sus fuertes
colas pegaban unos tremendos brincos que los despegaban del suelo con velocidad
y agilidad.
Se
paralizaba de asombro cuando veía a las ranas del estanque saltar de piedra en
piedra con gran elasticidad.
Todos
saltaban menos él. Emilio es un conejo que no sabe saltar. Pero frente a su
problema no se dió por vencido sino todo lo contrario. Se olvidó de su tristeza
cuando intentando dar un salto sus patitas se encajaron en unas cascaritas de
nuez. Y así por accidente Emilio descubrió que podia bailar tap. Y no solo
bailar bien sino demostrar un talento único. Emilio baila tap como el mejor de
los conejos que bailan tap en el mundo entero.
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